Nombre: Rodrigo Rodríguez
Lugar: Lagos de Palermo
Fecha: 10.00 A.C.
Fragmento de canción: “Pueblos nativos del suelo mío, fueron saqueados y reprimidos…”
Noche gatuna
Era una noche calurosa, pero la brisa que corría y entraba por las ventanas para jugar con las cortinas, hacía más llevadero el sueño. Seguramente era verano, porque se escuchaba el canto de los grillos. La casa estaba a oscura, sólo la luz que provenía del televisor iluminaba el living, el volumen estaba bajo y probablemente por ello Rodrigo Rodríguez se había quedado dormido. El sonar del teléfono lo despertó de un sobresalto.
-Hola - contestó medio dormido pero con el corazón acelerado
-¿Hola amor? Soy yo, Clara
-Hola linda ¿cómo estás?
-Bien, te noto raro ¿qué estabas haciendo?
-Me quedé dormido, estaba mirando una película llamada 10.000 A.C y me despertó el teléfono. Vos ¿Dónde estás?
-Cerca de los lagos de Palermo, estoy yendo para alla.
-Ok, te espero. Un beso
-Nos vemos en un ratito. Un beso para vos.
Rodrigo colgó el teléfono, y se volvió a tirar en la cama, nuevamente cerró los ojos y se quedo así por algunos minutos hasta que escuchó ruidos en la cocina. No sabía cuanto tiempo había pasado pero pensó que quizás Clara ya había llegado.
-¿Clara? – Llamó pero nadie le contestó.
Se levantó de la cama y a oscuras empezó a recorrer la casa, hasta que llegó a la cocina. Lentamente estiró su brazo para encender la luz, sentía ruidos y el medio se apoderada de cada parte de su cuerpo. Tomo valor encendió la luz. Un gato negro de ojos verdes intenso lo miraba desde la mesa que tenía enfrente, al lado en el suelo, un vaso roto. Se tranquilizó al ver que sólo era un gato y comenzó a reírse. Prendió la radio y sonaba “Pueblos nativos del suelo mío, fueron saqueados y reprimidos…”
-Buen tema – le dijo al gato.
El felino lo miraba fijamente, Rodrigo miró el reloj y se sirvió un vaso con agua.
-¿De dónde saliste?
Se sentó junto al gato y lo acarició.
A la media hora llegó la novia de Rodrigo, entró a la casa y comenzó a encender luces al mismo tiempo que llamaba a su novio. Lo único que encontró de Rodrigo fueron sus ropas tiradas en el suelo y un gato negro dormido sobre la cama.
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